Este finde hemos disfrutado sobre todo de la naturaleza y de la gran variedad de animales que habitan en esta maravillosa tierra.
En esta ocasión hemos elegido la zona de Portoviejo y hemos paseado por Crucita que es la playa frecuentada por los habitantes portovejenses.
Partimos el viernes a última hora de la tarde y nos hospedamos en una Residencia que regentan los Salesianos y que ahora está dedicada al uso turístico.
El sábado por la mañana, tempranito, cogimos un moto-carro y nos dirigimos a la zona de los Manglares. Por allí estuvimos paseando a la orilla del mar y observando la gran cantidad de fauna marina. Vimos miles de caracoles, erizos, gaviotas, pelícanos, garzas, cangrejos y estrellas de mar ¡disfrutamos como niñas!.
Con tanto paseo, se nos abrió el apetito y comimos en una bonita choza de caña, con tejado de hojas de palma. El plato estrella de esa zona pesquera es "el camotillo" que lo sirven frito y acompañado ¡cómo no! de arroz y patacones ¡buenísimo!.
Después nos fuimos a bañarnos y descansar a la playa de Crucita. El mar estaba embravecido y las olas eran grandes. Pudimos comprobar que el agua del Pacifico estaba caliente, esto nos ánimo a saltar entre las olas y nos costó volver a la orilla, ya que la resaca nos llevaba con mucha fuerza hacia adentro. Siesteamos un ratito y nos fuimos a tomar un batido helado de mora y coco, contemplando la puesta de sol.
Recobradas las fuerzas nos fuimos a cenar prontito, aprovechando que por primera vez estaba el cielo despejado, pudimos ver las estrellas en este lado del mundo. Estuvimos "platicando" en las hamacas, recordando el día que habíamos pasado y "filosofando" hasta altas horas de la madrugada.
Al día siguiente con energías renovadas nos dispusimos a volver a los Manglares a repetir la experiencia de ese contacto con la naturaleza que tanto nos había gustado. Pero nos encontramos con un panorama, bien distinto. Era la fiesta de San Roque y la playa estaba con numerosas embarcaciones engalanadas. Nos invitaron a participar de la fiesta y nosotras no dudamos en integrarnos, compartir y ser unas más de las numerosas personas que formaban la comitiva. Había que ir a recoger al Patrón (San Roque) recorriendo el río en barca de los Manglares y después traerlo en procesión para rezar y cantar al Santo, retornándolo a la Ermita de donde lo habían recogido. Lo malo es que las embarcaciones llevaban motor y en algunos momentos el humo no nos dejaba respirar. Todo tiene sus luces y sus sombras ¡ja, ja!.
Llegamos a Portoviejo en uno de esos autobuses "populares" repleto de gente: niños, jóvenes y ancianos que habían disfrutado de su día en la playa . Cansadas pero contentas y de nuevo con las pilas cargadas para empezar la tercera semana en Las Cumbres.
Llegamos a Portoviejo en uno de esos autobuses "populares" repleto de gente: niños, jóvenes y ancianos que habían disfrutado de su día en la playa . Cansadas pero contentas y de nuevo con las pilas cargadas para empezar la tercera semana en Las Cumbres.
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