El día viernes por la mañana, después de realizar la planificación, tuvimos la oportunidad de visitar el jardín botánico de Portoviejo. En él pudimos ver especies como el ceibo, Ceiba trichistandra (muy presente en los paisajes de la zona), la palma africana, Elaeis (de la que se obtiene el aceite que utilizan aquí para cocinar),... además de las iguanas que campan a sus anchas por el parque!
Por la tarde, después de acabar la primera jornada partimos hacia Santo Domingo, donde nos esperaba nuestra compañera Olga junto con Lucía, Rebeca y dos compañeros más. Fuimos a un bar típico ecuatoriano con su correspondiente karaoke, donde acabamos bailando La Macarena!! jajaja
El día sábado por la mañana partimos hacia la comunidad indígena Tsáchila colorado El Poste. Cuando llegamos nos dio la bienvenida el jefe de la comunidad.
Nos hizo una breve reseña de la historia de los Tsáchilas, explicándonos porque se les conoce con el nombre de indios colorados. Nos explicó que los Tsáchilas eran indios nómadas que vivían de al caza y la pesca, al contraer la enfermedad de la viruela su chamán les indicó que debían cortarse el pelo, pintar todo su cuerpo con una sustancia rojiza obtenida de la semilla de un fruto llamado achiote (Bixa orellana), y separarse en grupos que tomarían distintos rumbos. Es por ello que en la actualidad hay varias comunidades de indios colorados repartidas por la región de Santo Domingo, pero ahora sólo tintan su cabello.
Toda la comunidad nos acogió cálidamente. Nos cedieron una cabaña de caña preciosa para que nos instalásemos en ella. Así lo hicimos, impresionadas del lugar en el que estábamos.
Después de comer, hicimos un recorrido por la selva guiados por el jefe de la comunidad, nos enseñó los lugares donde practicaban sus rituales y explicó en qué consistían. Aprendimos a conocer las plantas de la zona que ellos utilizan para su día a día, vimos una palmera centenaria a la que se atribuyen poderes mágicos. Pudimos practicar el lanzamiento de lanza, aprendimos a hacer tatuajes con el jugo de un fruto, admiramos su artesanía y disfrutamos de la música y las danzas características de esta tribu, incluso bailamos con ellos!
Después de cenar hicieron una gran fogata y nos sentamos tod@s alrededor del fuego, con las llamas como única iluminación los indígenas compartieron con nosotros sus cuentos ancestrales. La noche era clara, se veía la luna en cuarto creciente, disfrutando la magia del momento se nos hacía duro ir a dormir. Finalmente la hoguera se fue apagando y el cansancio pudo con nosotr@s así que fuimos a descansar a nuestra cabaña. En el silencio de la noche se oían los sonidos de la selva, se respiraba una gran tranquilidad y descansamos como nunca.
A la mañana siguiente tras el desayuno, nos enseñaron a preparar pescado asado envuelto en hojas y a cocinar y moler plátano verde.
Después de todo esto, a muy pesar nuestro, tuvimos que irnos, eso sí, nos dieron una cálida despedida. Desde aquí agradecer de todo corazón a la comunidad indígena tsáchila El Poste que compartieran con nosotros su espacio de paz y armonía durante este fin de semana. Con su gran hospitalidad han hecho que nos sintamos mejor que en casa. Gracias por todo!, o como dirían ellos Joo!!!
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